Te amo muchísimo —le susurra Eduardo al oído de su novia, Linda.

Volviéndose hacia él, ella le susurra:

—Yo también.

—Ya es tarde. ¿Me quedo en tu casa?

Él estira el brazo y ella se recuesta en su hombro. Una vez más, Eduardo aborda el tema de vivir juntos.

—No estamos casados —protesta Linda.

—¿Y qué? ¿Necesitas un papel para certificar nuestro amor?

—Sí. ¿Tú crees que no importa?

Eduardo, quien se divorció recientemente, se queda pensativo.

Las estadísticas muestran que casarse influye en la relación de una pareja en el nivel de satisfacción y de confianza. Hay datos que comparan la realidad de las parejas casadas y las parejas que cohabitan.

Casarse versus cohabitar¹

• El compromiso es más satisfactorio que meramente vivir juntos. El vivir juntos sin casarse equivale a mantener las opciones abiertas. La promesa legal de mantenerse juntos sin importar lo que suceda es más significativa.
• El compromiso ante la sociedad a menudo fortalece la relación. El cohabitar sucede accidentalmente, mientras que casarse es una inversión personal intencional y una decisión planeada.
• Las parejas casadas funcionan como un equipo. Financieramente, las parejas que cohabitan actúan como compañeros de cuarto y no como el equipo que a menudo se forma entre las personas casadas. Las decisiones financieras de las parejas no casadas se asemejan más a las de personas solteras que a las de un matrimonio.
• La boda es una declaración legal y social de la pareja ante la sociedad. Este evento le dice a la sociedad y a la pareja el estatus de la relación y no hay ambigüedades en cuanto al papel que juegan el hombre y la mujer en la relación. Estar legalmente casado es uno de los factores que más influye en el comportamiento del hombre en una relación.
• La pareja casada disfruta de mejor salud, más felicidad y mejor autoestima que quienes no han formalizado la relación. Además, se ha descubierto que las relaciones de las parejas casadas también son más saludables que las de las parejas no casadas.
• La paternidad es más fácil cuando se está formalmente casado, ya que casi siempre las parejas que se casan hablan acerca de la crianza de los hijos antes de tenerlos.
• Las parejas no casadas son más infieles que las casadas, aunque la fidelidad es importante para ambos tipos de parejas. De hecho, se ha visto que la exclusividad sexual de las parejas no casadas se parece más a las de personas solteras que a la de casadas.

Diez motivos para casarse²

1. Has orado y crees que Dios te ha ayudado a encontrar a tu persona. Reconoces sus defectos, pero no quieres estar con nadie más, y tus seres queridos apoyan tu decisión.
2. El matrimonio es la piedra angular para una sociedad estable. La relación de la pareja impacta a la pareja, a sus hijos y a la sociedad. Por lo general, los niños de una pareja no casada tienen más problemas de comportamiento que los hijos de padres casados.
3. El matrimonio es un pacto sagrado entre la pareja y Dios. Jesús mismo reafirmó el plan divino de la unión sagrada del matrimonio (S. Mateo 19:4-6).
4. El matrimonio beneficia integralmente a los individuos. Las personas casadas gozan de más salud física y mental, se benefician financieramente, viven más tiempo, y tienen una tasa de violencia doméstica más baja que las parejas no casadas.
5. La pareja puede encontrar en el matrimonio un sentido profundo de conexión e intimidad. Si bien es cierto que no todas las parejas casadas logran esta conexión, el potencial para lograrlo existe solamente dentro de los parámetros de una vida matrimonial (Génesis 2:24, 25).
6. El matrimonio crea una poderosa sinergia. Cuando un hombre y una mujer verdaderamente llegan a ser “uno”, son más hábiles que cuando estaban separados.
7. El matrimonio nos provee la ayuda que necesitamos. (Genesis 2:18).
8. El matrimonio es un reflejo de la relación entre Cristo y su Iglesia. Y una familia saludable es el mejor testimonio ante el mundo. Cristo ama a su Iglesia de una manera perfecta (Efesios 5:23-33), y el matrimonio que refleja ese tipo de amor es el mejor reflejo del carácter de Dios.
9. El matrimonio provee un ambiente ideal para practicar la sexualidad de manera saludable y bíblica. Jesús dijo que cualquier relación fuera del matrimonio es adulterio (S. Mateo 19:9), y su ley prohíbe tal comportamiento (Éxodo 20:14). Sin embargo, la Escritura insta al matrimonio y a la sexualidad (1 Corintios 7:2-5).
10. El matrimonio es un regalo de Dios. La historia de Adán y Eva (Génesis 2) y el relato del milagro de Jesús en las bodas de Caná (S. Juan 2:1-11) demuestran que Dios mismo estableció el matrimonio en el Edén, y que es su ideal para su pueblo a través de las edades.

    Más de una vez Eduardo quiso convencer a Linda de vivir juntos para “ver si la relación funcionaba” y “para evitar el divorcio”, pero Linda se propuso seguir la ley de Dios. Sabía que lo contrario no les traería la felicidad y la fidelidad que ella anhelaba. La relación terminó, pero Linda pudo vivir de acuerdo con sus convicciones.

¿Cónyuge o pareja? por Laura Samano	Tomado de El Centinela® de Noviembre 2023