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El término sábado es el único de los nombres de los días de la semana que no proviene directamente del latín. En realidad, deriva del hebreo šabbāt, que significa “descanso”.1 Su origen se remonta a la conclusión de la primera semana que desde la creación dio inicio a ese ciclo de tiempo que ha continuado consecutivamente sin detenerse. La Biblia lo narra en forma descriptiva: “Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos. Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo. Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación” (Génesis 2:1-3).

El hecho en sí mismo resalta que, entre el Creador y sus criaturas, se establece una relación especial a través de ese tiempo de calidad.

Se destacan tres acciones verbales que Dios realizó en ese día: lo reposó, lo bendijo y lo santificó. Ese día era el séptimo de la semana de la creación, pero era al mismo tiempo el primer día completo de Adán y Eva. Es digno de notar que Dios se lo concedió a ambos como reposo festivo para celebrar sus bendiciones. El verbo santificar, del hebreo qādash, se refiere a la acción de poner algo aparte para un uso sagrado. En este contexto, el séptimo día sábado es lo consagrado, lo propio de Dios.

El sábado beneficia la salud mental

El descanso sabático fue designado por Dios para permitirle a cada criatura un encuentro especial con su Creador. Este parámetro es fundamental para fomentar la salud mental, la cual a su vez se relaciona con la ausencia de, o el control de los trastornos mentales, que se caracterizan por alteraciones significativas emocionales, cognitivas y/o biológicas y están asociadas a un estrés significativo. Estas condiciones negativas pueden deteriorar o limitar las relaciones sociales y las actividades normales y laborales.2

El sábado fortalece la relación vertical con el Creador que le da sentido a la vida y responde las grandes preguntas existenciales de quién soy, por qué estoy aquí, de dónde vine y hacia dónde voy. Del mismo modo, potencia las relaciones horizontales interpersonales entre parejas, familias e hijos, como también con el prójimo y los demás seres humanos (ver Éxodo 20:10). Esas relaciones benefician la salud mental porque tonifican el organismo, elevan el alma y desarrollan el intelecto.

El hombre, por lo tanto, es un ser con una antropología holística cuya composición resulta inseparable (ver 1 Tesalonicenses 5:23). La observancia del sábado beneficia todas las áreas de la personalidad humana.

El sábado beneficia la salud emocional

La correcta observancia del sábado constituye una “delicia” (Isaías 58:13). Por lo tanto, fomenta una mentalidad positiva. Esta puede fortalecer y reparar tanto el intelecto como las emociones. Los trastornos de ansiedad se clasifican entre los disturbios mentales más difundidos en la población actual. Se agravan al experimentar una actitud negativa ante un futuro incierto. Se caracterizan por el miedo y la angustia excesivos, que afectan el comportamiento.3

El sábado proporciona el ambiente adecuado para conectar con Dios, “echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros” (1 Pedro 5:7).

Los trastornos de depresión son frecuentes en nuestra sociedad contemporánea. Se caracterizan por un enfoque negativo y persistente en un pasado traumático. El sábado nos invita a una mirada retrospectiva para contemplar aquel primer sábado cuando “vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera” (Génesis 1:31). Después de la caída surgió el dolor, el estrés, la ansiedad y la depresión, pero Jesús vino en nuestro rescate, y un viernes por la tarde exclamó desde la cruz: “Consumado es” (S. Juan 19:30). Estaba por comenzar el sábado. “Aquel día de reposo era de gran solemnidad” (vers. 31). De ese modo, religó a la criatura con su Creador y Redentor. Con este acto le impartió al descanso sabático un nuevo significado liberador para el alma. Por eso el Nuevo Testamento lo conecta con el descanso de la gracia (Hebreos 4:4, 9).

Estas condiciones de estrés excesivo, ansiedad y depresión requieren atención profesional, a veces con prescripciones médicas o psicoterapias. Pero, se debe subrayar: Mediante el sábado Dios nos provee un refugio en este mundo lleno de dolor, estrés, ansiedad y depresión.

El sábado beneficia la salud social

En el Nuevo Testamento se enfatizan las reuniones en sábado tanto antes de la cruz como después de la cruz. Se narra que Jesús “vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer” (S. Lucas 4:16). Del mismo modo, después de la resurrección y ascensión del Salvador, sus discípulos continuaron reuniéndose colectivamente los sábados. “Y un día de reposo salimos de la puerta, junto al río, donde solía hacerse la oración; y sentándonos, hablamos a las mujeres que se habían reunido” (Hechos 16:13). Los dos ejemplos muestran que durante el sábado la comunidad de creyentes se acerca a Dios corporativamente. Esto acrecienta el amor fraternal y las destrezas sociales de los miembros de la congregación.

La dimensión social del descanso sabático influye positivamente en la salud mental. El ser humano experimenta necesidades de relacionarse con sus congéneres y de vivir en sociedad. El sábado promueve excelentemente este fin. No solo se necesita adorar al Creador, sino que es importante hacerlo en comunidad, en comunión y en comunicación. Estas palabras originalmente derivan del griego koinōnía, que incluye las ideas anteriores, sin desestimar la solidaridad y la participación producidas por el Espíritu Santo (ver 2 Corintios 13:14).

Por tal motivo, la exhortación es no dejar de congregarse (ver Hebreos 10:25). Amamos estar con otras personas, porque el Creador nos diseñó como seres humanos sociables, amigables y comunicativos.

El sábado beneficia la salud espiritual

Dios creó una fracción de tiempo, el séptimo día, para entrar en una relación espiritual con el hombre (Génesis 2:1-3). Más tarde, Dios incorporó esta relación, a través del sábado, en el Decálogo que él mismo promulgó a viva voz y escribió con su dedo sobre la piedra para indicar su perpetuidad (Éxodo 20:1-17; 31:18). Después de liberar a su pueblo del servilismo y la esclavitud, exhortó en el cuarto mandamiento: “Acuérdate del día de reposo para santificarlo” (Éxodo 20:8). El propósito relacional y espiritual se muestra en la formulación del lenguaje: “El séptimo día es reposo para Jehová tu Dios” (vers. 10). En la expresión “para Jehová tu Dios”, la preposición “para” debe entenderse en el sentido de “dedicado a”, en este caso, a tu Dios.

El Señor más adelante enfatiza que el sábado le pertenece, al declararlo “mi día santo”, “glorioso de Jehová” (Isaías 58:13). Estos términos estatizan la dimensión espiritual. En el Nuevo Testamento Jesús se reafirma a sí mismo como Señor del sábado (S. Marcos 2:28; S. Mateo 12:8), y explica su razón de ser: “El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo” (Marcos 2:27).” La palabra griega ánthrōpos incluye a toda la humanidad, e indica la universalidad y vigencia de ese medio designado para fortalecer una relación espiritual de amor entre el Creador y su criatura.

El sábado constituye un obsequio del infinito amor de Dios hacia toda la humanidad. En medio del árido desierto que representa cada semana, con sus luchas y vicisitudes materiales, Dios nos ofrece la llegada del sábado, un oasis espiritual de refrescantes bendiciones. Esta experiencia se compara al peregrino que va por el desierto y, ya cansado de vagar, de pronto arriba a un oasis con sus manantiales y palmeras.

Conclusión

El sábado beneficia significativamente la salud mental. Es señal de un triple descanso. Este tiempo divinamente bendecido provee descanso y constituye una señal en tres dimensiones: señal de la creación desde el Edén; señal de redención desde la cruz; señal de restauración en la Tierra Nueva.

“Acuérdate” (ver Éxodo 20:8). El sábado es una delicia (ver Isaías 58:13) que beneficia la salud mental, emocional, social y espiritual (ver 1 Tesalonicenses 5:23). El descanso ideal que Dios tiene para su pueblo consiste en un todo integral.

Cuando se conecta el descanso de la creación con el de la gracia, se anuncia el porvenir: “Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios” (Hebreos 4:9). Mediante el sábado, Dios proclama a cada uno de sus hijos: “Soy triplemente tu Dios: por creación, por redención y por restauración. ¡Hijo mío, tantas veces te he dado la vida y la salud mental mediante el descanso! Cuando terminé de crear, descansé el sábado (Génesis 2:1-3). Cuando terminé de redimir en la cruz, descansé el sábado en la tumba (S. Lucas 23:53-56; 24:1-3). Cuando restaure todas las cosas en mi segunda venida, el sábado continuará por las edades sin fin (Isaías 66:22, 23)”.

1. Diccionario de la lengua española (2022), 23º edición, Real Academia Española

2. Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, 6ª edición (American Psychiatric Association, DSM-5, TR, 2022), p. 14.

3. Ibíd., p. 215.

El autor es pastor, doctor en Psicología y docente de Teología en la Universidad Oakwood, Alabama.

El sábado y la salud mental

por Manuel Moral
  
Tomado de El Centinela®
de Octubre 2023