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Hay una palabra que se ha incorporado últimamente con mucha popularidad en nuestro lenguaje cotidiano: “biodiversidad”. Pero, ¿qué es la biodiversidad? Y, sobre todo, ¿qué importancia tiene para nosotros? La biodiversidad es la diversidad de la vida, la variedad de seres vivos que existen en el planeta, y las relaciones que establecen entre sí y con el medio que los rodea.

La biodiversidad tiene una importancia capital para los seres humanos, pues tal como alguien dijo cierta vez: “Solo después que el último árbol sea cortado, solo después que el último río haya sido envenenado, solo después que el último pez haya sido atrapado, solo entonces nos daremos cuenta de que no nos podemos comer el dinero”.

Crisis ecológica

Entristece el corazón ver el estado actual del planeta: la tala de bosques, la contaminación de los mares con petróleo y con plásticos, la saturación del aire con monóxido de carbono proveniente del ineficaz control de los escapes de los vehículos automotores, el envenenamiento de los ríos, el aire, la tierra y las personas con materiales radioactivos letales provenientes de las plantas y armas atómicas. ¡Realmente el planeta está en crisis!

En agosto de 1992 se celebró, con los auspicios de la Fraternidad Teológica Mundial sobre Ética y Sociedad, el Foro de Au Sable, con el tema “El cristianismo y el medioambiente”. Entre otras cosas, este foro enumeró siete degradaciones específicas a las que está expuesta actualmente la biodiversidad:

  • La destrucción del escudo protector de ozono del planeta. Para 1984, el contenido total de la capa de ozono se había reducido en un 30 por ciento, y para 1989, en un 70 por ciento.
  • La degradación de la tierra. Se ha destruido la tierra por erosión, salinización y desertificación.
  • La degradación de la calidad del agua. Se contaminan el agua subterránea, los lagos, los ríos y los océanos.
  • La deforestación. Cada año desaparecen 100 mil kilómetros cuadrados de bosque primario, y otro tanto se degrada debido al uso excesivo de la tierra.
  • La extinción de las especies. Cada día desaparecen, en promedio, más de tres especies de plantas y animales de la Tierra.
  • La generación de desechos y el envenenamiento mundial. A nivel mundial se distribuyen materiales causantes de problemas mediante la circulación atmosférica y oceánica.
  • La degradación humana y cultural. Esta última amenaza y elimina el conocimiento ancestral de los nativos y algunas comunidades cristianas sobre cómo vivir de manera sostenible y cómo cooperar con la creación.

La presente crisis ecológica ha activado una alarma en la comunidad científica. En un estudio realizado por un equipo de 250 científicos y expertos de más de setenta países, se nos advierte: “La información científica es clara. La salud y la prosperidad humana están directamente relacionadas con el estado del medioambiente. Nuestra salud estará cada vez más amenazada si el mundo no toma medidas urgentes para frenar y reparar los graves daños causados al medioambiente. La contaminación del agua, del aire y los desechos químicos amenazan la integridad de los seres humanos, y hasta su capacidad para reproducirse”.1

Ética ecológica

Como seres humanos, tenemos una responsabilidad con el cuidado del medioambiente. El científico Anthony C. Janetos escribió en la revista Consequences: “Mucha gente concordará en que, como sociedad, tenemos la obligación ética de proteger la habitabilidad del planeta y de administrar de forma responsable su riqueza biológica para el bienestar presente y futuro del género humano. Si deseamos lograr este objetivo, tenemos que valorar la biodiversidad —tanto por lo que aporta al mundo natural, como a nosotros— y comprometernos a conservarla”.

Es importante destacar que, con relación a la biodiversidad y la protección del medioambiente, hemos de evitar dos extremos: Primero, deificar la naturaleza. Este es el error de los panteístas, quienes identifican al Creador con su creación; de los animistas, que llenan de espíritus el mundo natural; y del movimiento de la Nueva Era, que atribuye a la naturaleza mecanismos inherentes de autorregulación y autoperpetuación. Segundo, debemos evitar el extremo opuesto, que es el de la explotación indiscriminada de la naturaleza. El libro de Apocalipsis dice que Dios traerá juicio a “los que destruyen la tierra” (Apocalipsis 11:18).

Entonces, ¿qué hemos de hacer? Debemos cumplir con el mandato de Dios que dice: “Tengan muchos hijos, para que llenen toda la tierra, y la administren. Ustedes dominarán a los peces del mar, a las aves del cielo, y a todos los animales que hay en la tierra” (Genesis 1:28, NBV; énfasis agregado).2 El propósito de Dios es que el hombre, el cual es corona y gloria de la creación, administre la tierra. En otras palabras, Dios espera que los seres humanos sean mayordomos del medioambiente. Nuestro amante Creador nos ha dado dominio sobre la tierra, pero dicho dominio, tal como lo expresó el famoso teólogo John Stott, “debe ser considerado como una mayordomía responsable, no una dominación destructiva”.3

Los adventistas y la ecología

El cuidado ecológico concierne a toda la humanidad, sin excepción, pero más aun a los cristianos. La Iglesia Adventista del Séptimo Día cree que los seres humanos fueron creados a la imagen de Dios y que, por lo tanto, representan a Dios como sus mayordomos y deben cuidar el medioambiente de manera fiel y benéfica para la humanidad. Por esta razón, los adventistas “defendemos un estilo de vida sencillo y saludable, elegimos no participar de una rutina de consumismo ilimitado, de la búsqueda incesante de bienes y la producción de desperdicios. Hacemos un llamamiento a reformar nuestro estilo de vida, sobre la base del respeto por la naturaleza, el uso moderado de los recursos del planeta, la reevaluación de las necesidades personales y una reafirmación de la dignidad de la vida creada”.4

Entre las prácticas que como adventistas proponemos para la preservación del medioambiente se encuentran:

  • Cambiar el estilo de vida. Considere disminuir el consumo de carne o hágase vegetariano. De acuerdo con informaciones de la Water Education Foundation, para producir medio kilo de carne bovina se gastan más de once mil litros de agua. Por otro lado, para producir una cabeza de brócoli se usan cincuenta litros.5 ¡Solo con la decisión de cambiar sus hábitos alimenticios usted cuidará de su salud, y también conservará el medioambiente!
  • Limitar el uso de plásticos.
  • Usar menos el automóvil, preferir el transporte público o alternativas como la bicicleta.
  • Prolongar el uso de las cosas; comprar artículos de buena calidad, pero cada vez menos cosas (lo que realmente necesitas).
  • Tener una huerta casera libre de agroquímicos y venenos, y siembra árboles frutales. Tu casa se volverá un pequeño ecosistema lleno de pájaros y mariposas, un edén en medio de la ciudad.
  • Consumir productos locales orgánicos, de productores pequeños.
  • Enseñar el cuidado del medioambiente a niños y adultos.

Puede que cumplir con dichas recomendaciones parezca poco, pero hace una gran diferencia. Cuidar la naturaleza y estar en contacto con la creación es un privilegio y una responsabilidad dada por Dios. La Tierra, tal como dice la Biblia, “gime como si fuera a dar a luz” (Romanos 8:22, NBV), y por lo tanto es mi papel y el suyo ser mayordomos fieles del medioambiente y de la biodiversidad

Un niño dedicó su vacación a limpiar su escuela*

Kolton está en el quinto grado en la Escuela Primaria de Mount Gallant, en Rock Hill, Carolina del Sur. Durante las vacaciones de Navidad y fin de año de 2022, no pasó su tiempo jugando juegos de video, ni viendo películas, ni siquiera yendo de compras. Más bien, ¡dedicó su tiempo a limpiar su escuela!

La madre de Kolton explica que cada año la familia procura hacer actos de bondad durante el mes de diciembre para recordarles que Jesús realizó el mayor acto de bondad cuando vino al mundo y nació en el pesebre.

—Tal vez otras personas experimenten nuestra bondad, y luego hagan algo también, y puede tener un efecto dominó.

Esta vez, Kolton decidió dedicar su tiempo libre durante la vacación para recoger basura y desperdicios alrededor de su escuela. Quería asegurarse de que sus maestros y compañeros tuvieran un lugar bonito donde llegar después de las vacaciones.

—Ahora no habrá tanta basura —dijo el niño—. Y hace que todo se vea más bonito porque no hay basura volando por todos lados.

Kolton tiene 10 años de edad, y espera que otros niños (y adultos) sigan su ejemplo y hagan algo similar en sus propias escuelas:

—Puede contribuir a que el mundo sea un lugar más limpio y mejor! —declara el niño.

* https://www.wcnc.com/video/news/rock-hill-10-year-old-spends-winter-break-cleaning-up-his-school/275-b3a7aebd-a259-45e7-965c-87c66626c1a4.

1. Noticias ONU, “La degradación del medio ambiente provocará millones de muertes prematuras”, Naciones Unidas, 13 marzo de 2019, en https://news.un.org/es/story/2019/03/1452781.

2. La cita marcada con NBV fue tomada de la Nueva Biblia Viva, © 2006, 2008 por Biblica, Inc.® Usado con permiso de Biblica, Inc.® Reservados todos los derechos en todo el mundo.

3. John Stott, El discípulo radical (Ediciones Certeza Unida, 2012), p. 55.

4. “El cuidado del medio ambiente”, Iglesia Adventista del Séptimo Día, 1 al 10 de octubre de 1996, en https://adventista.es/el-cuidado-del-medio-ambiente/.

5. “Food Facts: How Much Water Does It Take To Produce. . .?”, Water Education Foundation, 2022, en https://www.watereducation.org/post/food-facts-how-much-water-does-it-take-produce.

El autor es doctor en Teología, escritor y conferenciante internacional. Escribe desde Nueva York.

El gemido de la Tierra: un llamado al cuidado del medioambiente

por Yeury Ferreira
  
Tomado de El Centinela®
de Mayo 2023