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Mientras un arquitecto supervisaba la edificación de una catedral en una pequeña ciudad, decidió conversar con tres albañiles que trabajaban en la construcción. Les preguntó:

—¿Qué hacen?

El primer albañil replicó sin desviar su mirada:

—Coloco ladrillos.

El segundo, mientras limpiaba su paleta, afirmó:

—Levanto una pared.

Sin embargo, el tercero, mirando con orgullo la majestuosa estructura, exclamó:

—¡Estoy construyendo una catedral para la gloria de Dios!

Esta narración enfatiza cómo, aunque los tres trabajadores desempeñaban la misma labor, su percepción variaba enormemente. Mientras que el primer albañil estaba inmerso en su tarea presente, el segundo reconocía su contribución a una estructura más grande. El tercero, en cambio, visualizaba la grandiosidad del proyecto final y su trascendencia.

La anécdota no es solo una representación de la construcción; es una reflexión sobre la planificación. Al entender el “por qué” de nuestras acciones cotidianas, podemos identificar cómo cada acción individual contribuye a una visión más amplia. Sin una visión o planificación, corremos el riesgo de perdernos en la monotonía, sin ver más allá del “colocar ladrillos” diario.

Navegando el océano de la vida con dirección

Imaginemos la existencia como un extenso océano. Sin una brújula o un mapa, es fácil desorientarse, ser arrastrado por corrientes erráticas o enfrentar tormentas inesperadas. La planificación se manifiesta como ese mapa esencial, proporcionándonos un rumbo claro y ayudándonos a evitar obstáculos potenciales. Proverbios 16:9 declara: “El corazón del hombre piensa su camino; mas Jehová endereza sus pasos”. Aunque hagamos planes, es esencial mantener nuestra fe y confianza en que Dios guiará nuestros pasos.

Los siete principios

Quiero presentarte siete principios fundamentales que marcarán una notable diferencia en la elaboración de tus metas y en la traza de tus planes para el año que comienza.

  1. Evaluación y reflexión: El inicio de un nuevo año es el momento ideal para la reflexión íntima y sincera. Al hacer un análisis retrospectivo, no solo estás valorando tus logros, sino también los desafíos y fracasos que enfrentaste. Estos, a menudo, trajeron consigo lecciones valiosas que pueden moldear tu crecimiento personal y profesional. Esta introspección minuciosa te brinda una perspectiva más clara sobre las fortalezas que exhibiste durante el año y las áreas donde existen oportunidades de mejora y crecimiento. Es un proceso que te prepara para abordar el nuevo año con una visión más informada y objetiva.
  2. Establecimiento de metas claras: El arte de establecer metas va más allá de simplemente anotar tus deseos o aspiraciones. Es vital detenerte y considerar profundamente lo que verdaderamente deseas alcanzar en el próximo año. Al definir tus metas, se crea un mapa mental y emocional que guiará tus acciones y decisiones. Pero igualmente esencial es la tarea de priorizar esas metas. En la vida diaria nos encontramos con múltiples aspiraciones que pueden abrumarnos. Al ordenar y priorizar, decidimos conscientemente en qué enfocar nuestros recursos y energía. Ya sea que te concentres en logros personales, aspiraciones profesionales o metas de vida más amplias, tener un enfoque definido te proporciona un sentido de dirección y una motivación renovada para avanzar con determinación y propósito.
  3. Desglose estratégico: Las metas, por muy grandiosas que sean, solo pueden alcanzarse cuando se descomponen en acciones más pequeñas y manejables. Tras tener claridad en tus objetivos, el siguiente paso es fragmentar cada uno en una serie de tareas específicas, como si fueran piezas de un rompecabezas que, al unirse, componen la imagen completa de tu meta. Además de desglosar tus objetivos, es vital dar a cada tarea una fecha de finalización. Así, no solo te mantienes en una senda de acción progresiva, sino que también recibes una sensación de avance con cada paso completado. Esta estructura estratégica, combinada con una determinación inquebrantable, transforma las aspiraciones en realidades tangibles, y te permite avanzar con confianza y propósito en el camino hacia tus sueños y objetivos.
  4. Revisión periódica: En el cambiante paisaje de la vida, nuestros planes no siempre se desarrollan exactamente como los imaginamos. Por eso, incorporar revisiones periódicas en tu calendario se convierte en una herramienta invaluable. Ya sea que optes por hacerlo mensual o trimestralmente, estos momentos de evaluación y revisión son esenciales para calibrar tus esfuerzos, analizar dónde te encuentras en relación con tus objetivos y decidir si estás avanzando en la dirección deseada. Además, estas revisiones te ofrecen la oportunidad de adaptarte a las sorpresas inesperadas, reajustando tu estrategia o incluso refinando tus metas si es necesario. En esencia, una revisión regular asegura que, a pesar de los vaivenes de la vida, te mantienes enfocado y en un camino alineado con tus visiones y aspiraciones.
  5. Apoyo mutuo: Es fundamental verbalizar y compartir tus aspiraciones con aquellos a quienes consideras cercanos: amigos, familiares o colegas. Estas conversaciones no solo solidifican tu compromiso, sino que también crean una red de apoyo que puede ser invaluable en momentos de duda o desafío. Además, considera la posibilidad de vincularte con un mentor: alguien con experiencia y sabiduría que pueda brindarte orientación, consejo y, sobre todo, una visión objetiva. Tener a alguien que te recuerde tus metas, celebre tus logros y te impulse a seguir adelante puede hacer una diferencia significativa en tu viaje.
  6. Celebración de logros: En el viaje hacia tus objetivos, es esencial no solo avanzar con determinación sino también celebrar cada victoria, por pequeña que sea. Cada logro es el resultado de tu esfuerzo, dedicación y persistencia, y merece ser reconocido y celebrado. Estos momentos de reconocimiento no solo refuerzan tu motivación, sino que también te llenan de energía para los siguientes desafíos.
  7. Equilibrio entre la productividad y el bienestar: En el entusiasmo de perseguir nuestras metas, a menudo olvidamos un elemento esencial: nosotros mismos. No importa cuán altas o ambiciosas sean tus aspiraciones, es imperativo recordar que eres el vehículo que lleva esos sueños a la realidad. Por lo tanto, tu bienestar, tanto físico como emocional, no puede quedar relegado. Cuando planificas, es fundamental entrelazar momentos de receso y autocuidado. Ya sea un breve paseo al aire libre, un momento de reflexión, o simplemente disfrutar de un pasatiempo, estos momentos son vitales. Permiten que la mente y el cuerpo se rejuvenezcan y se reequilibren. Un equilibrio bien orquestado entre tus aspiraciones y tu salud es la clave para un éxito sostenible y auténtico.

    Finalmente, es esencial que comprendas que estos pasos no son rígidos; están diseñados para servir como una guía que puedes personalizar de acuerdo a tu individualidad y a tus circunstancias. Que este nuevo año esté lleno de logros, aprendizaje y crecimiento personal. ¡Éxito en tu planificación!

Manos a la obra

El principio de Pareto, conocido como la regla 20/80, es fundamental para abordar la planificación personal y el alcance de aspiraciones. Este principio sugiere que el 20 por ciento de nuestras acciones impulsan el 80 por ciento de los resultados que deseamos. Cuando lo aplicamos a objetivos personales, implica que enfocarnos en ese 20 por ciento es vital, ya sean habilidades, rutinas o decisiones, nos conducirá a una realización significativa. Para aplicarlo, enumera tus metas y actividades. Luego identifica cuáles tienen el mayor impacto en tus aspiraciones. Dales prioridad y dedica tiempo a desarrollarlas. Es importante reevaluar las actividades que consumen tiempo pero tienen menor impacto.

La Biblia es la mejor guía para planificar nuestro año

Al comenzar un nuevo año nos encontramos al borde de una nueva travesía. Con un horizonte repleto de esperanzas y sueños, el inicio de este ciclo se siente como una oportunidad de “reinicio”. Sin embargo, antes de embarcarnos en cualquier proyecto o aspiración, la Biblia nos aconseja prepararnos. San Lucas 14:28 nos advierte: “Porque ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla?” Esta metáfora destaca la importancia de la previsión y la preparación; no podemos simplemente actuar por impulso sin considerar las consecuencias.

La visión es otro componente crucial en nuestra travesía. Habacuc 2:2 refuerza esta idea: “Jehová me respondió, y dijo: Escribe la visión, y declárala en tablas, para que corra el que leyere en ella”. Este texto enfatiza la necesidad de tener una visión clara y de comunicarla. Es un recordatorio de que nuestras metas y aspiraciones no deben mantenerse en secreto sino que es esencial compartirlas y hacerlas conocidas.

Y mientras hacemos planes y trazamos nuestro camino, es vital recordar que no estamos solos en este viaje. Proverbios 16:3 nos alienta: “Encomienda a Jehová tus obras, y tus pensamientos serán afirmados”. Este versículo no solo habla de confiar en Dios, sino también de actuar con diligencia, sabiendo que él bendecirá y guiará nuestros esfuerzos hacia la realización de nuestras metas.

La autora es psicóloga con especialidad como coach de vida. Escribe desde Nampa, Idaho.

Del sueño a la realidad

por Luz Stephanie Díaz
  
Tomado de El Centinela®
de Enero 2024