Número actual
 

En Capernaum, un oficial del rey vivió uno de los momentos más angustiosos de su vida: su hijo estaba gravemente enfermo. Sin importar su posición social ni las posibles críticas, decidió buscar a Jesús en Caná de Galilea, esperando un milagro.

Cuando lo encontró, le rogó que lo acompañara a su casa para sanar a su hijo. Pero Jesús no lo acompañó, no tocó al niño ni oró por él; solo le dio una respuesta inesperada: “Ve, tu hijo vive”. Esas palabras requerían fe. El pasaje dice que “el hombre creyó la palabra que Jesús le dijo, y se fue” (S. Juan 4:50).

Esta es la esencia de nuestra reflexión: fe sin ver. El oficial no tenía evidencias de que su hijo estuviera realmente bien; debía creer sin ver. Solo podía confiar en la palabra de Jesús. Su fe fue probada, y él respondió creyendo. Enseguida emprendió el largo camino de regreso, con la esperanza en el corazón.

Vivir por fe, no por vista

Este pasaje contrasta dos formas de vivir: por vista, o por fe. Muchos queremos ver primero, tener pruebas, resultados, antes de creer. Pero el reino de Dios opera al revés. Hebreos 11:1 dice: “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”. Y más adelante, Hebreos 11:27 afirma que Moisés “se sostuvo como viendo al Invisible”. ¡Ese es el tipo de fe que Dios espera de nosotros! Una confianza absoluta en su Palabra, una fe que camina sin ver.

El oficial caminó de regreso como quien ve lo invisible. No tenía pruebas tangibles, pero sí una promesa: “Tu hijo vive”. Esa promesa lo sostuvo.

Un milagro sin barreras

Hay un detalle clave en esta historia: El hijo del oficial no era judío, era romano, un gentil. Aun así, Jesús responde con compasión y poder. Esto confirma que Dios “no hace acepción de personas” (Hechos 10:34). Su amor, gracia y poder están disponibles para todos los que creen, sin importar su origen o su pasado.

Jesús no solo rompió la barrera de la distancia física al sanar desde lejos, sino también derrumbó barreras sociales y religiosas. Su amor, su poder y salvación no conocen límites.

¿Te encuentras hoy esperando una respuesta de Dios? ¿Te cuesta creer porque aún no ves resultados? ¿Qué nos enseña este milagro? Este pasaje es una invitación a creer antes de ver, a confiar absolutamente en la Palabra de Jesús, a caminar como viendo al Invisible.

Dios puede obrar a distancia, en silencio, sin espectáculo. No necesitas ver para saber que él está obrando. Cree hoy, así como el oficial, y camina por fe. Cree, aunque tus ojos aún no vean el milagro. Porque si Jesús ha hablado, su palabra es suficiente. Descansa en lo que él ha dicho. ¡Aunque el milagro aún no sea visible, ya ha comenzado!

Consejos para caminar sin ver

  • Cree, aunque no veas. Aprende a descansar en la Palabra de Dios, incluso cuando los resultados no sean inmediatos.
  • Confía en la promesa, a pesar de las circunstancias. El oficial confió en lo que Jesús le dijo. La fe se alimenta de su Palabra (Romanos 10:17).
  • Dios puede obrar en silencio y a distancia. No siempre verás señales, pero confía en que Dios está obrando.
  • La fe rompe barreras. La gracia de Dios es para todos, sin importar la condición social o personal.

Julio Chazarreta es licenciado en Teología y conferenciante internacional. Escribe desde Atlanta, Georgia.

Fe que camina sin ver

por Julio Chazarreta
  
Tomado de El Centinela®
de Septiembre 2025