Hace unos años, cuando me estaba divorciando, sentí que me habían arrebatado la vida conocida. Había sido cristiana desde que tenía 12 años, pero mi despertar espiritual ocurrió durante los días oscuros de mi matrimonio. Fue cuando me acerqué más a Dios al hacerle preguntas sobre mis problemas, y él me respondió con textos bíblicos para ayudarme a reconstruir mi autoestima herida.

Cuando mi matrimonio terminó y mi esposo siguió adelante, supe que solo Dios podía ayudarme. Ciertos pasajes de la Biblia me hablaron directamente, y me ayudaron a atravesar esos días oscuros mientras luchaba con la ira, la culpa y la vergüenza que a menudo rodean el divorcio.

Si estás pasando por una separación, un divorcio, y quieres reconstruir tu vida, los siguientes pasajes bíblicos y reflexiones pueden ayudarte.

Proverbios 3:5 y 6

“Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas”.

En una situación de divorcio, el significado de este pasaje es sumamente importante. Consta de cuatro partes:

  1. Confía. La fe en él, en su misericordia y su control sobre todas las cosas es una de las enseñanzas primordiales de nuestra fe cristiana. Todos hemos oído hablar de la fe ciega. Cuando estás pasando por un divorcio, estarás muy consciente de que no puedes confiar en tu cónyuge, y a menudo sentirás que ni siquiera puedes confiar en ti mismo. Todo lo que puedes hacer es confiar ciegamente en Dios.
  2. Apóyate. No puedes resolverlo todo por ti mismo. Puedes preguntarte: ¿Qué hice mal? ¿Por qué Dios no me dijo que hiciera algo diferente? ¿Por qué a mí? Es común que no puedas pensar con claridad acerca de todo lo que sucede a tu alrededor. Este pasaje te dice que no intentes resolverlo. Los caminos de Dios no son los nuestros y, a menudo, no podemos entender por qué pasamos por un divorcio y no pudimos ser bendecidos con un matrimonio feliz. Dios entiende, y podemos confiar en que él está obrando para nuestro bien.
  3. Reconoce a Dios. Él está en todas partes, ve todo y sabe todo. Quiere ayudarte en todo, escuchar tus oraciones y estar en el centro de tu vida. ¡Nada es demasiado grande ni demasiado pequeño para Dios! Pídele que te guíe en todo y ora sin cesar.
  4. Deja que Dios te dirija. Hay tantas decisiones que tomar; nuestra mente es un caos. Necesitamos saber dónde poner nuestros esfuerzos. Dios te dirá qué hacer y adónde ir. Vendrá a ti como esa voz suave y apacible, esa corazonada o esa intuición, o mediante una persona o una situación.

1 Corintios 7:15 al 17

“Pero si el incrédulo se separa, sepárese; pues no está el hermano o la hermana sujeto a servidumbre en semejante caso, sino que a paz nos llamó Dios. Porque ¿qué sabes tú, oh mujer, si quizá harás salvo a tu marido? ¿O qué sabes tú, oh marido, si quizá harás salva a tu mujer? Pero cada uno como el Señor le repartió, y como Dios llamó a cada uno, así haga; esto ordeno en todas las iglesias”.

¡Este pasaje me alivió bastante! Entendí que significaba que si mi esposo decidió irse, ¡debía dejarlo! Él no creía y yo no podía cambiar su parecer. Dios le dio una mente y libre albedrío. Dependía de él hacer lo que quisiera.

Aunque sabía que mi matrimonio estaba en problemas, sentía que el divorcio no es cristiano. Me preguntaba si había hecho algo malo y si debería haber hecho, o estar haciendo, algo más. Este texto bíblico me hizo entender que no fui llamada a sufrir esclavitud, sino a tener paz. No te castigues por algo que está, y siempre estuvo, fuera de tu control.

Filipenses 4:19

“Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”.

Cuando sientas que necesitas algo o que algo no está bien, medita en este pasaje. Se aplica especialmente cuando tienes miedo, ansiedad y no tienes idea de cómo podrás cuidar de ti y de tus hijos.

Proverbios 30:21 al 23

“Tres cosas hacen temblar la tierra y una cuarta la hace estremecer: el siervo que llega a ser rey, el necio al que le sobra comida, la mujer rechazada que llega a casarse y la criada que suplanta a su señora” (NVI).*

Cuando estaba casada, a menudo me consideraba una “mujer casada y no amada”. Se supone que una mujer casada debe ser amada; de lo contrario se pone triste porque algo no está bien. Este pasaje me mostró que el mundo también lo sabe. La mujer de Proverbios 30 me llevó a la supermujer casada y muy amada de Proverbios 31.

Me pregunté por qué mi Biblia, la Nueva Versión Internacional, no interpretaba este pasaje como yo lo hice. Descubrí que la mayoría de las demás traducciones no usan la frase “la mujer rechazada que llega a casarse”. La Reina-Valera 1960 la llama “una mujer odiada cuando se casa”; y la Nueva Traducción Viviente, “la mujer amargada que finalmente encuentra marido”. Estas traducciones suponen que la mujer no era amada antes de casarse.

Según mi Biblia, Proverbios 30 fue escrito por un sabio llamado Agur alrededor del 900 a.C. Entonces me di cuenta de que las cosas no han cambiado mucho. Una mujer casada y no amada puede sacudir los cimientos de la tierra porque es algo fuera de lugar. Este texto bíblico me reconfortó porque me di cuenta que no era única.

Isaías 30:20 y 21

“Bien que os dará el Señor pan de congoja y agua de angustia, con todo, tus maestros nunca más te serán quitados, sino que tus ojos verán a tus maestros. Entonces tus oídos oirán a tus espaldas palabra que diga: Este es el camino, andad por él; y no echéis a la mano derecha, ni tampoco torzáis a la mano izquierda”.

Muchas veces sentirás que Dios te ha dado el “pan de congoja”. Aunque estés pasando por un mal momento, recibirás guía divina. Aunque te sientas perdido, Dios te susurrará al oído y te dirá adónde ir y qué hacer.

Romanos 8:28, 31, 32

“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. . . ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?”.

Romanos 8 nos cuenta cómo Jesús nos da gracia, vida eterna y cosas buenas. Por eso nosotros como cristianos deberíamos estar felices.

Al leer este capítulo, pensé: “¿De qué me quejo? Fui salva. Dios quería todas las cosas buenas para mí y sacrificó a su Hijo para dármelas. Pase lo que pase, nada me separará de Dios ni de todas las cosas buenas que él tiene planeadas para mí” (ver Romanos 8:32, 37-39). Mi trabajo es mantener mi mente y mi corazón en Dios, y todo irá bien.

* La cita marcada con NVI fue tomada de la Santa Biblia, NUEVA VERSIÓN INTERNACIONAL® NVI® © 1999, 2015, 2022 por Biblica, Inc.®, Inc.® Usado con permiso de Biblica, Inc.® Reservados todos los derechos en todo el mundo. La cita marcada con NTV fue tomada de la Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Todos los derechos reservados.

La autora es abogada y ha escrito varios libros. Escribe desde Paoli, Pennsylvania. Este artículo fue traducido y adaptado de la revista Signs of the Times, noviembre de 2009.

Sobrevivir al divorcio

por Sheilah Vance
  
Tomado de El Centinela®
de Junio 2025