El que ama el poder, difícilmente ame también la compasión, la piedad y la humildad. Vivimos en tiempos de matones. En 2 Timoteo 3:1-5, el apóstol Pablo advierte a Timoteo acerca de los tiempos difíciles que vendrán en los últimos días: “También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos. . . crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella”. Un parecido con la realidad política y social de nuestros días no es pura casualidad. Hoy lo malo es bueno y lo bueno es malo (ver Isaías 5:20).
Respecto al ámbito social, el apóstol Santiago profetiza: “¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán. Vuestras riquezas están podridas, y vuestras ropas están comidas de polilla. . . He aquí, clama el jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros; y los clamores de los que habían segado han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos” (Santiago 5:1-4).
Jesús ya nos advirtió: “De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, sabed que está cerca, a las puertas” (S. Mateo 24:32, 33).
El desprecio al débil, la distorsión de la verdad, las divisiones fomentadas por los propios dirigentes políticos, y la injusticia creciente, nos recuerdan que estamos viviendo en los últimos días, y que la venida de Cristo es inminente.
Es tiempo de buscar a Dios como nunca antes, porque la luz vence las tinieblas (ver San Juan 1:5). Jesús nos consuela con su tierno y permanente mensaje: “No se turbe vuestro corazón” (S. Juan 14:1). “Ciertamente vengo en breve” (Apocalipsis 22:20).
