Número actual
 

El mundo está cambiando a una velocidad que no todos percibimos. Los asombrosos progresos, sobre todo en el campo de la electrónica y la comunicación digitalizada, y la globalización acelerada nos bombardean la mente sin cesar. Estos cambios vertiginosos no dejan margen para detenernos y advertir que estamos viviendo en una sociedad dinámica, sofisticada y, en cierto grado, deshumanizante.

La sociedad está siendo arrastrada por la corriente vertiginosa del río de la vida, que no la deja detenerse ni hacer pausas para determinar si el curso que sigue es el correcto o se torna en un deviant culture [cultura desviada]. En verdad, estamos siendo arrastrados por cambios bruscos que ocurren por “saturación”, no por “planificación”.

La pérdida de la interrelación personal

El contacto y la interrelación personal y directa entre los seres humanos está perdiendo vigencia. Hasta hace poco, pensábamos que el intercambio de saludos, con la pronunciación del nombre de la persona y alguna charla breve era la forma más aceptable de cortesía y saludo. Hoy, la sociedad ha ido más lejos; un ¡hola! o ¡hi! superficial y desprovisto de roce social y afecto ha remplazado a ese saludo básico que todavía era cordial y cortés. Al sustituir este último gesto de cortesía que nos quedaba, y que estimulaba el contacto social con otras personas, contribuimos a agudizar la deshumanización psicosocial del ser humano. Esto permitió que el informal “hola” o “hi” se convirtiera en la “bocina” con la que anunciamos a los demás transeúntes que queremos pasar. A estas alturas, entre los síntomas hace su aparición el estrés, ese asesino que, como la alta presión, va minando nuestra capacidad de lidiar con las presiones del quehacer cotidiano.

La comunicación inalámbrica

La comunicación inalámbrica está remplazando a la comunicación interpersonal, que hasta ayer era esencial para mantener contacto con la familia y con la realidad. En muchos hogares, los padres llaman a sus hijos a comer por medio del teléfono, pues ellos están en sus cuartos, absortos en su teléfono inteligente. Pero esa pérdida de la comunicación no se detiene allí. Apple acaba de dar otro paso hacia la inteligencia artificial. Es el smart home speaker, con programación múltiple avanzada, que Apple promueve como “una máquina con capacidad para aprender”.1

Microsoft, Facebook, Google y Apple se han dado a la tarea de desarrollar una bocina para el hogar que es capaz de aprender de lo que escucha y verter consejos, que no será afectado por los problemas familiares ni los trastornos caracterológicos de las personas que comparten su uso. La programación que le den a este nuevo “embeleco electrónico familiar”, pudiera eliminar la comunicación directa entre los miembros del hogar.2

A este “pseudo ser humano” se le instruirá sobre lo que tiene que hacer, a qué hora tiene que encender el horno para que la comida (procesada) esté lista para servirse cuando la familia regrese, recordarle a la familia la fecha de pago de las deudas, etc. Lo más alarmante es que esta máquina llegará a absorber el tiempo que los padres compartían con sus hijos, y los hijos con los padres. Esa máquina, sin sentimientos ni capacidad para amar, llegará a ser el “instructor y consejero de la familia”, pues basada en el conocimiento que ha adquirido de todas las personas que comparten el hogar, regirá sus actividades y mediará en las disputas familiares.

¿Reemplazo del Espíritu Santo?

Si esta máquina establece los valores de la familia, usurpará el papel trascendental e indispensable del Espíritu Santo en la formación y educación de la familia. Si la familia no practica sus valores morales en la intimidad de su hogar, o si no los tiene, este “consejero” será secular y sus consejos también. Los jóvenes, aún inmaduros, sin experiencia en la vida, se alegrarán de poder programar la máquina, que a su tiempo los programará a ellos, que realizará las tareas que la sociedad le asigna a cada etapa del desarrollo, y así no tendrán que bajar de la “nube virtual” y podrán continuar suspendidos fuera de la realidad. Temo que esta máquina llegará a regir los destinos de los individuos y los de la familia. Así, la necesidad de recurrir a Dios por consejo y dirección seguirá perdiendo importancia y vigencia en la cultura moderna de la conducta humana.

Troy Senik hace una interesante aclaración: “Esto no nos debe sorprender si tomamos en cuenta que los ‘mileniales’ fueron criados en una era en la que la validación de la autoestima de los niños se le dio mucha importancia”. En California, un proyecto de cinco años incluyó en el currículo la promoción de esta causa en todos los niveles. Según Senik, “ahora estamos sufriendo las consecuencias de ese énfasis en embellecer la autoestima de los niños. Hoy, los padres de esa generación, y por extensión las escuelas y universidades, tienen que lidiar con los resultados de ese énfasis en el individuo. Pero el despertar ha sido aleccionador; el mercado del trabajo les está enseñando que el valor del individuo está basado en cuán bien realiza su trabajo y no en ellos como personas”.3 El énfasis en mejorar su autoestima fue tan desmedido que, en el proceso, resaltaron y enaltecieron el ego.

¿Permitiremos que una máquina diseñe nuestro futuro?

Debemos encender las alarmas. Nuestros cinco sentidos están siendo bombardeados con información que nos abruma y nos roba el tiempo para evaluar lo que recibimos, y cuánto nos conviene aceptar e incorporar lo recibido. Una escritora que vivió muy cerca de Dios nos alerta al respecto. Dice que cada ser humano, “tendrá que ser fiel centinela que vele sobre sus ojos, oídos y otros sentidos si quiere gobernar su mente y evitar que manchen su alma pensamientos vanos y corruptos. Solo el poder de la gracia puede realizar esta obra tan deseable”.4 Esta declaración coincide con la Escritura que dice: “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado” (Isaías 26:3).

1.Documental Clix”, Canal 419, Direct TV, Los ángeles, septiembre, 2016.

2. “El Impacto neurológico de los celulares”, Canal 11, 3 noviembre, 2007.

3. Troy Senik, “Millenials Face Double Jeopardy”, The Orange County Register, 9 marzo, 2014.

4. Elena G. de White, El hogar cristiano (Buenos Aires, Argentina: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2007), p. 364.

El autor es ministro adventista y doctor en Psicología. Escribe desde Orlando, Florida.

La deshumanización social y su impacto en el ser humano

por José Ángel Fuentes
  
Tomado de El Centinela®
de Abril 2018