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Timothy Hillier tenía solamente siete años cuando comenzó a obsesionarse con su almohada y la posición de ella en su cama. ¿Será que está bien centrada en la cama? ¿Está centrada en relación a las orillas del colchón, donde las esquinas están alineadas perfectamente a 90 grados? ¿Dónde está el doblez de la almohada? ¿Está completamente plana?

Quizás estos eran problemas menores, que muchos de nosotros ni siquiera pensaríamos, pero el pobre Timothy pensaba en este tipo de cosas en cada área de su vida. Cada noche pasaba horas despierto, y con frecuencia se levantaba para ver si su almohada estaba en el lugar correcto. Enderezaba su almohada y medía la distancia desde la orilla de la cama. Hacia ajustes pequeños y después hacía más. Cuando por fin quedaba satisfecho, volvía a acostarse cuidadosamente, pero vez tras vez se levantaba para ver si todo estaba bien.

Si la almohada de Hillier hubiera sido lo único por lo cual se obsesionaba, su vida hubiera sido buena, pero esto fue solamente el principio. “Fui a una escuela católica, y constantemente me torturaban los pensamientos obsesivos; me preguntaba si yo había pecado o no,” Hillier me dijo. “Pasaba la mayor parte de mi vida preocupándome por mí mismo. ¿Era una persona buena o mala? ¿Me iría al infierno o al cielo?”

Un sinfín de otros síntomas lo controlaron durante sus años escolares, tales como preocuparse por si había suficiente saliva en su boca antes de tragar, repetir oraciones en su mente vez tras vez, y fobias sociales que persistían junto con ansiedad acerca de su ropa.

Cuando Hillier cursaba el segundo año de la universidad, estudiando Administración de Empresas, hubo una crisis. “Reprobé la clase porque mis pensamientos me distraían y no podía concentrarme. Yo sabía que no podía continuar así”.

Finalmente Hillier escribió una nota a sus padres en la que describía cada síntoma que experimentaba y el miedo que tenía de que estuviera sufriendo de esquizofrenia. Preocupados, ellos lo llevaron a un médico, y a la edad de 20 años fue diagnosticado con el trastorno obsesivo compulsivo.

¿Qué es el trastorno obsesivo compulsivo?

La última versión del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales define el trastorno obsesivo compulsivo [TOC] como la presencia de obsesiones, compulsiones, o ambas. Se trata de pensamientos, impulsos o imágenes recurrentes y persistentes que, en la mayoría de las personas, causan ansiedad o angustia marcadas. Estas compulsiones no son deseadas, y provocan ansiedad; son comportamientos repetitivos que la persona siente que debe hacer. Estos comportamientos y pensamientos se llevan a cabo con el propósito de prevenir la ansiedad. Sin embargo, en realidad no están conectados con lo que procuran prevenir. Son una pérdida de tiempo y pueden causar un deterioro significativo en los entornos sociales y en el trabajo.

La página https://beyondocd.org estima que el 2.3 por ciento de la población estadounidense sufre de TOC: más de cinco millones de personas. La mayoría muestra signos del trastorno en la infancia o en la adolescencia, y la condición afecta a ambos géneros por igual.

En general hay cuatro categorías de TOC:

(1) Verificación. Los individuos en esta categoría se aseguran de que todo esté hecho; por ejemplo, que la puerta esté trancada o que la estufa esté apagada. Por eso, comprueban vez tras vez que hayan cerrado la llave del gas o trabado la puerta.

(2) Orden. Estas personas están obsesionadas con la simetría y pasan horas ordenando o contando cosas.

(3) Mente. Estas personas sufren constantemente de pensamientos reiterados de naturaleza violenta, sexual o religiosa.

(4) Limpieza. Esta es la categoría que afecta a más personas. El miedo a la suciedad y a los microbios les consume la vida, así que participan de interminables rituales de limpieza. Quienes sufren de este trastorno pueden pasar horas todos los días en la regadera o en el baño, o limpian su habitación varias veces al día.

Hay ayuda disponible

Algunos profesionales creen que el medicamento, especialmente el tipo de drogas conocidas como inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina [SSRIs, por sus siglas en inglés], que ayudan a regular el nivel de serotonina en el cerebro, generalmente deben usarse como tratamiento inicial para el TOC.

Otros no están de acuerdo. El Dr. Carlos Hojaij, psiquiatra que ejerce en Australia, dice que se debe tener cuidado con la estrategia de usar medicamentos primero y después hablar. “Solamente se puede hablar de un tratamiento si se tiene un diagnóstico apropiado”. Él recomienda que los pacientes que sospechan que tienen TOC deben primero ser referidos a un psiquiatra que les ayude a descartar alguna enfermedad física como un tumor o un accidente cerebrovascular, que a veces pueden imitar las características del TOC.

Volviendo al caso de Timothy Hillier, él comenta que el medicamento y las visitas regulares al psiquiatra han sido especialmente útiles para controlar su TOC. También reconoce que tiene un largo camino por recorrer: “Estoy haciendo un buen trabajo, pero no tengo la capacidad de hacer nada que sea muy estresante. Mi TOC me cansa”.

A pesar de sus desafíos constantes, Hillier tiene un espirito positivo. Como embajador comunitario de salud mental, dirige talleres de concientización corporativa para empresas y les enseña a los gerentes cómo ayudar al personal que podría estar luchando con un TOC.

Hillier termina con un consejo importante para otros enfermos de TOC: “Nunca te rindas. Hay ayuda, si la buscas”.

TOC?

Cuando comencé a preparar este artículo, también cuestioné algunos de mis comportamientos. La manera en que me fijo si la puerta del refrigerador está cerrada; mi necesidad de organizar mi ropa de acuerdo al color; la ansiedad que siento cuando la cocina está sucia, al punto en que evito cocinar cualquier cosa. ¿Será que esto significa que tengo TOC?

“Una de las características que veo a menudo es un sentido de conciencia altamente desarrollada. La persona puede estar muy consciente de si misma, muy consciente en el trabajo, y tener un alto nivel de estrés —dijo Hojaij en un intento por tranquilizarme—. A veces este tipo de personalidad puede ser exagerada, y los demás pueden referirse a ellos como ‘controlador’. En estos casos no es una enfermedad, sino simplemente un aspecto de su personalidad”.

Las personas con rasgos de personalidad obsesivo-compulsiva comparten muchos aspectos de TOC, pero hay diferencias importantes. Las personas con TOC normalmente entienden que sus pensamientos y comportamientos no son razonables, sus acciones los estresan, y pierden tiempo en sus obsesiones y compulsiones. Por otro lado, las personas que solo tienen rasgos de una personalidad obsesiva-compulsiva creen que su manera de hacer las cosas es la manera correcta, y normalmente se consuelan al adherirse a sus propias reglas y rutinas, y a menudo usan su tiempo de una manera eficiente.

“Cuando lo síntomas comienzan a impedir que la persona funcione de manera normal en sus actividades diarias, un asesoramiento podría beneficiarlos”, me dijo la Dra. Gayle Maloney, también psiquiatra en Australia.

Este artículo es una adaptación del original publicado en The Australian. Publicado nuevamente con el permiso de la autora.

Obsesión dañina

por Suvi Mahonen
  
Tomado de El Centinela®
de Diciembre 2023