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La película “Coco” fue galardonada con el Oscar 2018, como la mejor película animada y con la mejor canción. A nivel mundial fue un éxito de ventas. Una de las principales causas de su éxito fue el rescate de una tradición ancestral mexicana que se centra en “vencer el olvido”, es decir, los vivos deben recordar a los muertos para que estos puedan volver al mundo una vez al aóo. De acuerdo a la película, si nadie recuerda al difunto, el espíritu jamás podrá volver. La película tocó una fibra muy sensible de la naturaleza humana: el deseo de relacionar a los vivos con los muertos.

Muchos países latinoamericanos celebran el 2 de noviembre como el Día de los Fieles Difuntos. Aunque se trata de una celebración religiosa, se ha adoptado como una tradición secular o popular para honrar a los ancestros. Se la considera una festividad especialmente hispana, y se celebra en varias comunidades de los Estados Unidos donde existe una gran población latina.

Los orígenes de la celebración del Día de los Muertos pueden ser trazados hasta la época de los indígenas de Mesoamérica, como los aztecas, mayas, purépechas, nahuas y totonacas.

Tales rituales se han realizado durante los últimos 3.000 aóos. Por ejemplo, en la época prehispánica fue una práctica muy común conservar los cráneos como trofeos, y mostrarlos durante los rituales que simbolizaban la muerte y el renacimiento.

Existen versiones que presuponen que esta tradición fue desarrollada en los Estados Unidos como una respuesta a la celebración estadounidense de “Halloween”, o el “Día de Brujas”, que se realiza el 31 de octubre. No obstante, el culto a los muertos ha trascendido en las distintas civilizaciones del mundo entero. Por ejemplo, en Nepal se celebra la festividad “Gai Jatra”, en Camboya “Pchum Ben”, en Corea del Sur y del Norte “Chuseok”. También en el budismo y en el taoísmo se celebra el festival de los fantasmas. Estas prácticas representan la importancia que la humanidad ha concedido a los muertos.

La muerte, y el lugar donde se encuentran los difuntos, ha sido uno de los misterios más intrigantes para la mente humana. Para algunas personas es un enigma que puede provocar hasta ansiedad, por resistirse a morir, y en otras, alivio por esperar una recompensa futura. El deseo de saber qué hay en el más allá conlleva distintas implicaciones, que en cierta manera puede traer más interrogantes que respuestas: ¿Existe el infierno? ¿Qué es el infierno? ¿Los muertos visitan a los vivos? ¿Existe el paraíso? ¿Qué es el purgatorio? ¿Existe la reencarnación?

La Biblia relata la historia del Hijo de Dios quien, después de sufrir y morir, resucitó al tercer día. Puesto que él mismo experimentó el estado de la muerte, nos traza una hermosa luz de información y de consuelo. El registro bíblico indica: “A Jesús, coronado de gloria y honra, a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos” (Hebreos 2:9).

El apóstol Pablo también ofrece un mensaje alentador sobre la resurrección: “Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron” (1 Corintios 15:20). Es interesante notar que el pasaje emplea la palabra “muertos”, refiriéndose a los que “duermen”. ¿Significa entonces que los muertos están dormidos? El Evangelio de San Juan describe uno de los milagros más asombrosos del Seóor Jesucristo: la resurrección de su amigo Lázaro al cuarto día de haber muerto.

Jesús declaró a sus discípulos: “Nuestro amigo Lázaro duerme; mas voy para despertarle”, y fue a Betania, donde encontró una escena de luto muy desconsoladora (S. Juan 11:11). Jesús describió la muerte como un estado o lapso de dormir, anticipando que lo despertaría de su sueóo. Fue hasta el sepulcro, “y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir” (vers. 43, 44).

Este suceso enseóa que los muertos no se encuentran en otra dimensión, disfrutando de un paraíso o recibiendo algún tipo de castigo. Lázaro fue despertado de un sueóo. Salomón afirma: “Los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido. También su amor y su odio y su envidia fenecieron ya; y nunca mas tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol” (Eclesiastés 9:5, 6).

¿Y cuándo se despierta una persona de la muerte? La Biblia responde: “El Seóor mismo con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Seóor en el aire, y así estaremos siempre con el Seóor” (1 Tesalonicenses 4:16, 17).

Este pasaje conlleva una doble esperanza. En primer lugar, los muertos que están dormidos, y no tienen conciencia de lo que ocurre en este mundo exterior, serán despertados en el segundo advenimiento de Jesús. En segundo lugar, quienes estén vivos irán al cielo con Jesús, junto con los resucitados. Pero quienes resucitarán para salvación serán los que “mueren en Cristo”, es decir, quienes lo hayan amado.

¿Deseas reencontrarte con tus amados que ahora permanecen en la tumba? ¿Deseas prepararte para ver a Jesús? Este es el momento de tu decisión.

El autor es doctor en Ministerio. Escribe desde Denver, Colorado.

Día de los muertos, ¿esperanza vacía o consoladora?

por Rubén Rivera
  
Tomado de El Centinela®
de Noviembre 2018