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Tres factores propiciaron el cambio del sábado al domingo: el antijudaísmo, la adoración del sol y la influencia de la iglesia de Roma.

Los adventistas del séptimo día, los bautistas del séptimo día, y varios otros grupos cristianos siguen cumpliendo el mandato bíblico de “acordarse del sábado para santificarlo”. Guardan el sábado como día de reposo porque el cuarto mandamiento dice que “el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios” (Éxodo 20:8-11).

Pero aunque no hay una justificación bíblica para hacer del domingo, el primer día de la semana, el día de reposo y adoración, la mayoría de los cristianos así lo hace. ¿Por qué comenzó esta costumbre? ¿Y cuándo ocurrió la transición del sábado al domingo?

No hay referencias históricas aparte de la Biblia para la observancia del domingo antes del año 100 d. C. Sin embargo, hay bastantes evidencias de la observancia del domingo poco después del primer siglo. Esto no significa que el cambio fuera abrupto. La observancia del sábado persistió junto con la observancia del domingo durante varios siglos, y la adopción del domingo fue un proceso gradual. Tres factores propiciaron el cambio del sábado al domingo: el antijudaísmo, la adoración del sol y la influencia de la iglesia de Roma.

El antijudaísmo

En sus primeros años, la iglesia cristiana se libró de la persecución como religión ilícita de parte del gobierno de Roma por funcionar bajo la sombra del judaísmo, al que Roma reconocía como una religión oficial. No obstante, las insurrecciones judías produjeron un cambio drástico. Después de la segunda rebelión judía (en 135 d. C.), el emperador Adriano convirtió a Jerusalén en una colonia romana de la cual eran excluidos todos los judíos, incluso aquellos convertidos al cristianismo. Adriano condenó la práctica del judaísmo en general, y particularmente la observancia del sábado en todo el imperio.

A partir de este tiempo, la iglesia cristiana comenzó a producir documentos antijudíos. Los cristianos desarrollaron una teología de separación hacia los judíos, y criticaron las costumbres judías tales como la circuncisión y la observancia del sábado. El registro más temprano de esta separación de los cristianos y judíos se encuentra en un antiguo documento llamado la Epístola a los magnesios, escrita por Ignacio, obispo de Antioquia entre el año 98 y el 117 d. C. En ella aparece esta declaración: “Si todavía estamos practicando el judaísmo, admitimos que no hemos recibido el favor de Dios”.

La Epístola de Bernabé, escrita probablemente en Alejandría entre 130 y 138 d. C., habla de la observancia del “octavo día”, una manera común de referirse al domingo en esa época. El autor describe a los judíos como un pueblo maldito al cual Dios abandonó porque mató a sus profetas y crucificó a Cristo. Su mayor argumento en favor de observar el “octavo día” era su oposición al judaísmo.

Justino Mártir fue otro cristiano influyente que se opuso al sábado a mediados del primer siglo. Acusó a los judíos de tratar a los cristianos peor que las naciones gentiles.

La adoración del sol

Las condiciones sociales, políticas y religiosas mencionadas explican por qué los cristianos comenzaron a apartarse del día de reposo que compartían con los judíos. Sin embargo, no explican por qué comenzaron a guardar el domingo en vez de otro día, tal como el viernes, el día de la pasión. La influencia de la adoración del sol, con su “día del sol”, provee la explicación más razonable.

El culto al Sol Invictus, el Sol Invencible, dominaba a Roma y otras partes del imperio durante la primera parte del siglo II. Hay muchas evidencias de que influyó sobre el pensamiento y la liturgia de los cristianos. Por una parte, los Padres de la Iglesia frecuentemente amonestaban a los cristianos por adorar al sol; por otra, el arte cristiano y la literatura de la época a menudo empleaban el sol como un símbolo de Cristo. En vez de estar orientadas hacia Jerusalén, como las sinagogas judías, las primeras iglesias estaban orientadas hacia el este. Y los cristianos escogieron “el nacimiento del sol invencible” como la fecha de Navidad.

Hubo un cambio en el calendario romano que puede haber influido sobre el proceso. El imperio romano adoptó la semana de siete días en el primer siglo. En ese tiempo se nombraban los días de la semana según los planetas, y el primer día de la semana era el día de Saturno, seguido por el día del sol. En el segundo siglo se mudó el día del sol al primer día de la semana. Este adelanto del día del sol pudo influir sobre los cristianos con un trasfondo judío para que adoptasen el día del sol como su día de culto. Jerónimo escribió: “Los paganos lo llaman el día del sol, nosotros los reconocemos gustosamente como tal, porque en este día apareció la luz del mundo, y en este día se ha levantado el Sol de Justicia [Jesucristo]”. La sustitución del sábado por el domingo les permitió a los cristianos explicar los misterios bíblicos por medio de símbolos conocidos por la mente pagana.

La iglesia en Roma

La iglesia de Roma, la iglesia más poderosa en el imperio, jugó un papel importante en este asunto. A diferencia de las iglesias de oriente, la iglesia de Roma estaba compuesta por conversos gentiles (ver Romanos 11:13). Este factor contribuyó a su diferenciación de los judíos. En 64 d. C. Nerón acusó de manera exclusiva a los cristianos de incendiar Roma, lo que indica que ya se los distinguía de los judíos.

La iglesia de Roma adoptó medidas concretas para desconectar a los cristianos del sábado y animarlos a observar el domingo. Justino Mártir dijo que la observancia del sábado fue una ordenanza mosaica transitoria que Dios impuso sobre los judíos “para marcarlos para el castigo que tanto merecen por sus infidelidades”.

Este tipo de reinterpretación negativa del sábado llevó a los cristianos a transformar su observancia del sábado. Tornaron el día que los creyentes habían observado con comidas, alegría y celebraciones, en un día de ayuno en el que no se permitían celebraciones o asambleas religiosas. Esto sirvió para establecer un contraste entre las maneras en que los judíos y los cristianos guardaban el sábado.

Más tarde, en el siglo II, se suscitó una disputa en cuanto a celebrar la muerte de Jesús y la resurrección en la Pascua Judía (el día 14 del mes judío de Nisán, que rota entre los días de la semana) o en el domingo. El obispo Sixto, de la iglesia de Roma, parece ser el primero en celebrar la muerte y la resurrección de Cristo en domingo, y no en la fecha de la Pascua.

Aunque no se sabe la fecha exacta del origen del Domingo de Resurrección, la mayoría de los eruditos concuerda en que comenzó en Roma para evitar “siquiera parecerse a los judíos”. Constantino, en su carta a los obispos en el Concilio de Nicea (325 d. C.), ejemplifica los profundos sentimientos antijudíos que llevaron al repudio de la Pascua. Los mismos sentimientos explican el cambio del sábado por el domingo. La observancia del sábado fue tan condenada como la Pascua Judía, y hay una relación estrecha entre la observancia del fin de semana de la resurrección (un sábado de ayuno seguido por un día de celebración), y su contraparte semanal (un día de ayuno seguido por el culto dominical).

Los Padres de la Iglesia explícitamente afirmaron la unidad entre estas dos observancias, lo que sugiere un origen común en la iglesia de Roma. Parece claro que la observancia del domingo comenzó en Roma en la primera parte del siglo II (alrededor de 135 d. C.)


Samuele Bacchiocchi obtuvo su doctorado en Teología de la Universidad Pontificia de Roma. Su libro From Sabbath to Sunday, basado en su tesis doctoral, ofrece más detalles y provee la documentación para este artículo. Si desea expresar su reacción sobre el tema escriba a la dirección de la editorial o a editor@elcentinela.com.

Del sábado al domingo

por Samuele Bacchiocchi
  
Tomado de El Centinela®
de Octubre 2005